miércoles, 19 de septiembre de 2012

Me decían lo que parecía y ahora sé lo que soy.


Mientras busco incesantemente una imagen que concuerde con este título, diré que acaba de cruzarse por mi mente como una estrella fugaz que cae del cielo.
Entonces me pregunto: ¿Por qué este título?
Y he encontrado la respuesta al momento de escribirlo.
Tras mucho tiempo de inestabilidad emocional, encontré un punto donde me siento yo misma... y donde el mundo que me rodea no puede modificar esa realidad que es solo mía. Sin importar a dónde fuera, siempre me sentía fuera de lugar. Había momentos en los que casi no lo notaba, pero había otros donde llegaba a mí la sensación de no pertenecer a ningún lugar. Y sentir que, en mi entorno, todas las personas estaban detrás de una línea que yo no podía cruzar.
Finalmente, me tome un tiempo para deprimirme, para llorar, para pensar, odiar... y me dormí... Y soñé.
Soñé con la nada, por primera vez en mi vida. Absolutamente nada, solo esa extraña oscuridad de los sueños.
Y al despertar finalmente, mi depresión había desaparecido, mis lágrimas se habían secado, mi odio se había desvanecido... al igual que mi sueño.
Y al caminar en silencio por la calles de la ciudad, encontré aquello que sin saber estaba buscando. Un alivio para todo.
Y ese alivio no era otro más que el placer de sentir la melodía entrando en mi alma, sintiendo la frialdad en los dedos, el peso de mi cuerpo sostenido por mis manos.
Y he aquí que encontré mi refugio impenetrable, mi santuario, mi sostén espiritual...
Mi Piano.

Escrito el 14 de agosto de 2006
Aizu Kanna®

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